... La vida es como un gran juego y nadie puede abandonarlo. Eso es lo
terrible y maravilloso al mismo tiempo: no podemos abandonar, no podemos abandonarnos.
Cuando en
intentos desesperados por dejar de sufrir nos quitamos la vida, o simplemente
bajamos lo brazos para que la muerte nos lleve y con ella se lleve nuestro sufrimiento... simplemente pasamos al otro lado.
Pero
el alivio -si lo hay- es momentáneo, ya que el
juego no termina ahí, todo continúa.
... Ese intento de escapar al sufrimiento solo empeora las cosas: no porque habrá un
castigo o arderemos en el infierno... sino simplemente porque necesitaremos
aprender a valorar la vida, jugar el juego hasta el final, atravesar el proceso,
ser felices igual, crecer.