Los chamanes
reunidos con su tribu alrededor del fuego cuentan historias. Historias que
alimentan el alma de quienes las escuchan. ¿Para qué lo hacen? Para ayudarnos a
cambiar la nuestra en lugar de lamentarnos. Tendemos a contar y contar a quien
nos quiera escuchar cómo fuimos lastimados, de nuestra mala suerte, la maldad
del otro, las injusticias de la vida… Lo contamos tantas veces... le ponemos
tanta atención, tanta energía, que hacemos una huella profunda en la memoria
hasta quedar atrapados. Y después nos preguntamos por qué seguimos ahí,
recreando siempre la misma realidad: la que concuerda con nuestro relato.
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